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Investigación aborda la resiliencia y la calidad de vida en las personas adultas mayores

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Resultados muestran cambios significativos en la población participante
11/Octubre/2022

“Efectos de un  programa de actividad física sobre la resiliencia y la calidad de vida de las personas adultas mayores” es el nombre de la investigación que recientemente concluyó la M.Sc. María Auxiliadora Vargas Villalobos, docente de la Sede de Occidente, quien tiene experiencia en investigación y docencia con personas adultas mayores..

En esta investigación, Vargas se propuso determinar el impacto de la actividad física sobre las dimensiones que mide el cuestionario de calidad de vida SF36 y el cuestionario de resiliencia aplicados a la persona adulta mayor y relacionar la práctica de la actividad física con una eventual mejoría de la resiliencia y la calidad de vida.

Para ello, contó con una muestra de 25 personas adultas mayores, con un promedio de edad de 71 años, quienes participaron durante 18 semanas en una sesión zoom semanal en la cual se realizaba actividad física y se ofrecían charlas sobre diferentes temas.

Los instrumentos de calidad de vida y resiliencia se aplicaron al inicio y al final de la investigación. Vargas explicó que la resiliencia toma en cuenta la autoeficacia, capacidad de propósito y sentido de vida; y la calidad de vida mide la función física, rol físico, dolor, salud general, vitalidad, función social, rol emocional, salud mental y transición de salud.

Mencionó que la aplicación de los instrumentos permiten demostrar cambios muy significativos, sobre todo a nivel de resiliencia, “los resultados muestran que hay cambios  a nivel de auto eficacia, la capacidad de propósito, sentido de vida y  resiliencia total, en todas de una forma significativa”.

En cuanto a calidad de vida destacó que los cambios significativos se mostraron en aspectos como el desempeño físico, el desempeño emocional, la salud mental, la transición de salud, la vitalidad y salud general.

“De los resultados más importantes, es que la resiliencia y la calidad de vida no se pueden ver por separado, sino que debe verse como constructos que deben acompañarse, y  que en la persona adulta mayor, deben trabajarse.”

Destacó que el rol social es fundamental según los datos obtenidos. “La definición de salud para las personas adultas mayores integra concepciones desde la espiritualidad, el duelo, la recreación, la meditación, la actividad física, hacer recetas, la alimentación plena, las experiencias de vida y la construcción conjunta de aprendizajes. Con estos resultados el concepto salud se amplía mucho más de lo que lo teníamos conceptualizado” afirmó.

Vargas indicó que la investigación logró  confirmar que la  actividad física en el adulto mayor se relaciona en forma directa con las acciones preventivas e informativas, aportando la mejora de hábitos saludables, la interacción social, la percepción positiva de salud y calidad de vida.

Destacó que dentro de la muestra escogida “hay una percepción de que el estilo de vida sano, inspirador e intrínseco permite fortalecer las bases de la resiliencia, o sea, desde la conceptualización de lo que yo realmente, por amor propio, deseo y quiero hacer.”

“No se pueden separar los resultados significativos en la parte estadística con la parte cualitativa, porque todo tiene igual sentido, están totalmente vinculados”, afirmó.

¿Para qué sirven estos resultados?
 

Tomando en cuenta de que las proyecciones indican que para el 2050 la población mundial de personas adultas mayores se duplicará y alcanzará los 2100 millones, los datos obtenidos en la investigación realizada por Vargas son de suma importancia tanto para la política pública en este tema, como para profesionales y centros que trabajen con personas adultas mayores.

“A nivel político debe existir un seguimiento a este tipo de resultados que justifiquen la importancia de que en los centros de salud haya acompañamiento, de que en las universidades y en diferentes centros educativos  se nos inculque que el envejecimiento es un proceso, a nivel educativo hay que corregir el concepto, verlo como una transformación natural, no como deterioro”.

Destacó que los resultados comprueban que desde los centros diurnos y hogares de ancianos, se debe trabajar, desde la prevención con estas personas, porque muchos llegan en buen estado físico. “Esto quiere decir que se deterioran en el mismo centro. Tenemos que fortalecer más esos vínculos para ver resultados diferentes desde la prevención. Aunque en Costa Rica se crean políticas, se debe ir a la práctica y analizar y estudiar los grupos de manera más específica, para generar resultados más acordes con la población en estudio” afirmó.

Vargas mencionó que la academia tiene mucho que aportar en este tema, desde la investigación interdisciplinaria que permita identificar más necesidades hasta la acción social para buscar estrategias de acompañamiento y que se pueda  llegar a las comunidades que requieren el recurso. “Tenemos el programa de la persona adulta mayor  pero debemos generar vínculos con otro tipo de poblaciones para mejorar el impacto.”

 

 

 

 

Grettel Rojas Vásquez
Periodista